martes, 27 de abril de 2010

Adolescencia y Violencia de Genero




La adolescencia es uno de los grandes e importantísimos acontecimientos al que se enfrentan las mujeres y los hombres desde su nacimiento. Esta etapa se configura como uno de los ejes fundamentales que va a condicionar la manera de pensar, de actuar y de relacionarse en la vida adulta.El primer enamoramiento, muy diferente en intensidad, sentimientos y actitudes al que se vive en la edad adulta, supone también un suceso vital que puede marcar las relaciones posteriores y las imágenes que la persona puede hacerse la persona amada.
En la adolescencia una relación de pareja va a responder a unas expectativas y una búsqueda, de acuerdo a unos ideales y a unas creencias bien descritas y delimitadas por la sociedad que se les presenta y los canónes establecidos en ella.
Es en esta época cuando las y los adolescentes intentan cumplir en mayor medida con las expectativas de su rol, adquiridos en su proceso de aprendizaje, adaptándose a las normas y a los límites a los que se ven expuestos en su vida diaria.
Todavía en nuestra cultura podemos hablar de la mayor importancia que se concede al papel de género masculino y al segundo plano al que se relega al femenino.
Las presiones que se ejerce sobre los chicos para que cumplan con su rol y los códigos de conducta asociados a su género, son más estrictos y precisos que los que se ejercen sobre las chicas.
Los chicos aprenden que son ambiciosos, dominantes, autoritarios, poderosos, etc. y que han de ser agresivos, competitivos, etc.
Por el contrario, a las mujeres se las enseña que han de ser débiles, dependientes, emotivas, complejas, etc. y que han de ser obedientes buenas, sensibles, afectuosas, etc.
Con este aprendizaje y asignación de roles lo que se hace es perpetuar la imagen de vulnerabilidad e indefensión de las mujeres.
Esta imagen dará lugar, en muchos casos, a las condiciones idóneas para ejercer el poder, la autoridad y la violencia hacia ellas.
Muchas chicas y chicos no relacionan la falta de amor, de respeto o de desconfianza con el maltrato, e inclusive, muchos de ellos y ellas piensan que se puede agredir, hacer sufrir o causar daño a alguien a quién se quiere.
Los insultos, las descalificaciones, el control del móvil, de la ropa, del tiempo, de las amistades, etc. no son considerados como una forma de maltrato o de agresión sino, que en ciertas ocasiones son relacionados con el amor, el cuidado y la atención que la pareja le profesa.
Cuando se habla de violencia o de maltrato hacia la pareja, en un gran número de ocasiones se piensa en agresiones físicas o graves, cuyas consecuencias dan lugar a agresiones más visibles como arañazos, moratones, etc., y no en acciones invisibilizadas que poco a poco van mermando tu capacidad de decisión, tu autonomía, tu seguridad y tu libertad.
Teniendo en cuenta que los problemas entre las parejas comienzan durante el noviazgo, es fundamental, y trabajo de todos, desterrar y desmitificar ciertas creencias que continúan impregnadas en el imaginario colectivo de las y los adolescentes.
El dotar de una lógica y un respeto a las relaciones que establecen durante esta etapa es un reto a conseguir en una sociedad que continúa desprestigiando, manipulando, ocultando y asesinando a la mujer por el mero hecho de serlo.
Beatriz Morales

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